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octubre 23, 2011 David Sylvian – Manafon
Since first emerging as the lead singer of 1980s synth pop group Japan, singer/multi-instrumentalist David Sylvian has turned, in many ways most surprisingly, into one of pop music’s most intrepid explorers. As early as his first solo album, the crooner with a distinctive and intentioned vibrato has been connected with the experimental and jazz scenes, continue→
Desde su surgimiento como frontman del grupo synth-pop Japan en los 80s, el cantante y multi-instrumentista David Sylvian se ha convertido sorprendentemente en uno de los más intrépidos exploradores de la música pop. Ya en su primer álbum solista, el cantante con un vibrato característico y buenas intenciones se ha conectado con la escena de jazz experimental, con los trompetistas Jon Hassell, Mark Isham and Kenny Wheeler en Brilliant Trees. Desde entonces ha colaborado con los guitarristas Robert Fripp, David Torn, Marc Ribot y Bill Frisell y los tecladistas John Taylor, Ryuchi Sakamoto & Holger Czukay* en álbumes que van desde el ambient pop al (casi)rock progresivo. También ha participado en obras multimedia, incluyendo el apropiadamente titulado Approaching Silence, y más recientemente Naoshima, que junto con la colaboración de Nine Horses y su debut, Snow Bound Sorrow , reflejan un interés creciente en todas las cosas de Noruega y artistas como el trompetista Arve Henriksen, y samplers/remixers como Jan Bang y Erik Honoré.
La improvisación libre y su nexo con lo más estructurado han sido siempre de interés para Sylvian, incluso en su última producción ostensiblemente pop, Dead Bees on a Cake, el cantante combina sus letras a veces oblicuas pero visualmente notables, con improvisaciones de dobro por Bill Frisell. Con Blemish, toma el concepto con un paso gigante en un álbum solitario en gran parte, pero en el que en cuatro de sus ocho pistas da libertad a Derek Baily (avant-garde guitarist) y Christian Fennesz (guitarist/laptop specialist) proveen improvisaciones a Sylvian, proporcionando contextos en torno al cual construye sus austeras canciones. Un álbum de remixes, The Good Son vs The Only Daughter, demostró además hasta qué punto estas ideas frugales podrían ser tomadas por manos de creativos remixers/recomposers.
Manafon lleva el proceso creativo más allá, con Sylvian tomando como punto de partida una serie de improvisaciones libres, realizadas por un colectivo internacional de improvisadores, y alrededor de ello da forma a sus palabras y desestructurada música. Aparte de añadir alguna guitarra acústica y teclados, así como algunos pianos sobremezclados por John Tilbury, estos sonidos espontáneos se han mejorado en post-producción, pero las improvisaciones se mantienen intactas y no reconstruidas como en su momento lo fueron.
Es un disco oscuro de una belleza deslumbrante, oblicua sin duda, pero que revela a Sylvian como un artista en constante crecimiento, cuyos intereses son puros, y ahora completamente alejado de las preocupaciones de la industria, que en gran parte eran inevitables para trabajar con las discográficas más importantes en la primera parte de su carrera. No es que sus discos anteriores no eran creativos o, la
presunción tiene que ser, exactamente donde estaba en ese momento, pero sin el estorbo de las imposiciones externas (incluso Nine Horses, por supuesto un grupo pop, se siente absolutamente honesto, un reflejo de lo que harían sin ningún tipo de intervención indebida, directa o sugerida), con su sello propio Samadhisound, David Sylvian ha pasado de ser un ingenioso cantante post-pop, a un innovador de primer orden.
Incluso la elección de los colectivos de Sylvian refleja la amplitud de la preocupación que trasciende las anteriores colaboraciones: desde Inglaterra / Austria, hasta Japón / EE.UU. En estas nueve canciones —ocho con letra, y un instrumental- una docena de artistas se unen en diversas permutaciones y combinaciones, desde el trío al septeto, y en muchos casos, representan primeros acercamientos. El resultado es un álbum de canciones convincentes de naturaleza abstracta, sin duda, no de la convencional forma AABA que pueden proporcionar un punto de entrada para aquellos que encuentran el concepto de inaccesible free music, demostrando que la improvisación libre no tiene por qué significar un deambular sin propósito. John Kelman
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septiembre 28, 2011 Amen Dunes – Dia
The fact that Damon McMahon (aka Amen Dunes) recorded DIA while holed up in a Catskills cabin is so fitting it feels like a myth. The album’s claustrophobic, voice-in-head tone immediately evokes inner-space travelers like Syd Barrett, continue→
El hecho de que Damon McMahon (alias Amen Dunes) grabara “DIA” mientras se refugiaba en una cabaña de Catskills (al igual que Bon Iver) es tan conveniente que se siente como un mito. El álbum es claustrofóbico, ese tono voice-in-head evoca inmediatamente a viajeros del espacio interior como Syd Barrett, Roky Erickson, y Skip Spence. Y las sencillas canciones de McMahon, guitarras borrosas, zumbadas voces, todo suena como producto de un cerebro solitario, sentado en una cabaña aislada, enterrado profundamente dentro de un oscuro bosque.
He de decir sin embargo, que después de hacer DIA, McMahon se mudó a Beijing: como cuando el álbum avanza, revelando una visión musical que va más allá de los límites de un solitario bosque. Al principio su paraguas estilístico se expande para permitir un bucle de Suicide & Spacemen 3, los espeluznantes gritos de los primeros Real Trux, y el folk post-Barrett de Robyn Hitchcock. Pero su más fuerte y lejano punto de referencia resulta ser el sonido underground neozelandés de los 80s. McMahon perfecciona y profundiza, volviendose un primo americano de coterráneos como Alastair Galbraith, Chris Knox, y los hermanos Graeme & Peter Jefferies.
La clave de cómo McMahon puede evocar tanta grandeza, y traer algo de sí mismo a la mezcla, es su voz. En la superficie su canto suena crudo y monótono, lanzado en un zumbido uniforme y distorsionado a los extremos. Pero escuchado con atención se puede oír los sutiles cambios que dan a DIA una sorprendente diversidad. En “White Lace” su canto se eleva abruptamente, tirando de su guitarra junto a él. Alternando duros gemidos y misteriosos falsetes en la Barrettiana “Castles”, y los fantasmas de Knox y Galbraith emergen a través de su abiertamente sincero canturreo en “No Shot”. Para el final del álbum, el tarareo meditativo de McMahon es prácticamente todo lo que queda, como conchas en una golpeada costa que resplandecen en la puesta del sol.
Resplandeciente es un término relativo aquí – en general, DIA sigue siendo un álbum más bien estrecho, con una gama tonal bastante reducida a pesar de la cantidad de minas de McMahon en la misma. Sin embargo, el registro da indicios de como podría ser su sonido, en particular las perfectamente diseñadas partecitas de psych-folk que aparecen cerca del final del álbum en “Two Thousand Islands”. Aquí, su voz modesta se funde perfectamente en algunos cloqueos, y Velveteanas guitarras. Eso por sí solo es suficiente para considerar lo que McMahon puede hacer próximamente, encaramado por sobre un templo en Beijing, más que escondido en un bosque del noreste. –Marc Masters
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septiembre 18, 2011 The Singer Not The Song – Winter Demos
Muy al margen de lo que Mick Jagger quería decirnos en 1961 con la canción que da nombre a este proyecto, nos imaginamos que Francisco Rojo está claramente convencido de que es la obra y no el artista quien ha de hablar y convencer. Y a nosotros, desde luego, nos ha convencido con sus canciones de esto y no de lo contrario, pero como mínimo reflexionamos sobre la lacónica e irónica afirmación de su nombre de guerra: “el cantante, no la canción”.
En mond bar recibimos su epé de su mano, recordándonos con ese gesto que sigue habiendo vida más allá de Myspace, aunque finalmente y por comodidad hayamos terminado disfrutando de su propuesta dándole al play con el ratón. escuchando detenidamente los temas de su reproductor virtual podemos vislumbrar que rojo se mueve con mucha comodidad y soltura por los caminos del pop-folk anglosajón de los sesenta y su versión americana más descarada, que le encantan los arreglos minimalistas y psicodélicos del señor George Harrison, y que no se conforma con crear un cancionero homogéneo y lineal sino que intenta explorar todas las posibilidades de su registro, mucho más amplio de lo que uno puede deducir en las primeras escuchas. mención especial para la versión de The 6ths (unos de los múltiples proyectos de Stephin Merritt) y para ‘The Song I Sing When I am Here’, en la que despliega todo su potencial folk. buenas canciones, no hay duda. — Gratasorpresa
No recuerdo el momento que abandoné los grupos que vendían los medios especializados y empecé a interesarme en los verdaderos artistas.
Se que fue antes de crear El Mundo de Mimi y desde luego mucho antes de crear Rock is Roll.
Pero me alegro tanto y de vez en cuando aparecen personas como Xisco, cantante de The Singer Not The Song, que te hacen ver que el camino tomado era el correcto.
Xisco me impactó de cerca, por su voz, tiene magia, tiene duende y cuando empuña su guitarra en los estudios de Radio Utopia detiene el tiempo.
Dejó tres canciones para el recuerdo que puedes ver y escuchar en el blog del programa “Amanecer en Tequila”
Al margen de todo eso tiene un EP llamado “Not I” que regala de forma gratuita desde su Myspace y me parecería una injusticia no compartirlo con todos vosotros, fieles lectores del Nautilus.
Tómate tu tiempo, escúchalo sin prisa y verás que sus melodías formarán parte de ti para el resto. — Nautilus
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agosto 28, 2011 Kurt Vile – He’s Alright 7"
Quien haya recibido el twitt del 1ero marzo pasado enviado por los Fleet Foxes: “Baby’s Arms by Kurt Vile is fucking awesome…” seguramente se habrá preguntado: “Pero, ¿Quién es Kurt Vile?”.
La música de este joven guitarrista y cantante (nacido en Philadelphia), fluye por el caudaloso rio del American Primitivism. John Fahey (1939-2001), guitarrista virtuoso de la “steel-string acoustic guitar”, y fundador de este estilo descarnado, algo sentimental, casi rural y por momentos oscuro de la música norteamericana, es una gran influencia en la creación musical de Vile. Y lo que Vile crea son canciones. Canciones muy simples pero densas. A veces con espíritu picaresco otras con gravedad y misterio. Suenan guitarras, muchas. Guitarras de 6 y 12 cuerdas, eléctricas y acústicas, filtradas por resonadores, distorsionadores, flangers, delays mínimos, reverberancias metálicas y quebradizas y acoples de amplificadores que parecen llantos o risas. El sonido es el característico de las producciones Lo-Fi o de Cdrs, o sea, publicaciones autogeneradas en todos los aspectos y con una estética intencionalmente “desprolija o imperfecta”. Más que una actitud musical parece ser una postura normal que pretende plantarse firme ante las grandes disqueras y el “mainstream” híper comercial de la música pop-plástica de consumo masivo.
En sus presentaciones Kurt Vile se presenta en solitario con sus guitarras y efectos pero también con The Violators, una banda que lo apoya en escena y en un EP (Kurt Vile & The Violators – The Hunchback).
Neo psicodelia, Folk Rock, Pop Psicodélico, garage rock revival … cualquiera de estas etiquetas se le puede aplicar. También se puede decir que por sus composiciones y actitud antes las canciones es un seguidor natural de Neil Young, Joni Mitchell, Blind Lemon Jefferson, Mississippi John Hurt, Blind Willie Johnson, Furry Lewis, Fred McDowell, Hank Williams, Townse Van Zandty hasta el mismísimo Bob Dylan.
En una reciente entrevista Vile ha comentado sobre sí mismo:
“…he estado haciendo música: escribiendo y grabando canciones desde los 14. Publiqué en cintas, en CDRs (discos auto publicados) y ahora que tengo 29, casi 30, todavía estoy escribiendo, experimentando, practicando, grabando. Esto me permite desarrollar mi oficio de compositor. Los CDRs han desempeñado un papel importante en esto. He podido aprender mucho con estas ediciones. En general, diría quien soy bastante obsesivo con mi trabajo, esa es la clave para cualquier compositor de canciones, más o menos, dependiendo de cuán ambicioso quiera ser. Pero obsesivo no tiene que significar un The Wall de Pink Floyd.”
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julio 26, 2011 Kurt Vile & The Violators – The Hunchback
Luego del discazo que resultó ser “God Is Saying This To You…”(Mexican Summer, 2009), la segunda entrega del norteamericano pensilvano Kurt Vile, aparece meses después la grabación de un epé ,esta vez junto a The Violators. Seis canciones variadas y precisas que perfilan una vez más a este songwriter como uno de los talentos con menor vulnerabilidad en la escena de nuevas generaciones del psych nortemericano.
The Huchback, la homónima y primera canción del disco muestra sin mayores pretenciones el estilo clásico del rock psicodélico de pulso lento con maracas acompañando a la batería y una guitarra minimalista que además del uso de distorsión, no arriesga con adornos recargados sobrevaloración, muy parecido a lo que hace en “Constant Hitmaker” (Woodsist, 2008).
Damn You, instrumental, se asemeja (sobre todo por el drum beat) más bien a lo que hacía The War On Drugs, banda que precede al trabajo de solista que hoy desempeña.
Losing It y Hunchy’s Back son continuidad pura, ambas de un minuto y medio, sin altos ni bajos y llenas de atmósfera. En la primera, sólo dos guitarras, una en punteo y otra en rasgueo se acompañan en la realización de una armonía lenta. La segunda, posee más arreglos. Vuelve a utilizar maracas y la batería nuevamente refiere a The War On Drugs.
Good Lookin’ Out, canción número cinco, es sin duda, el punto más alto del disco y quizás, sin exagerar, el mejor registro de Kurt Vile desde que debutó como solista. Cinco minutos en los que en buen shileno. “se tira toda la carne a la parrilla”. Garage, Psicodelia, Afro Beats y otros ritmos configuran un adictivo Hit no apto para “hiteros. del mal”,
Slick Licks con menos fuerza que la anterior pero no menor mérito, cierra el disco, dejando las expectativas altísimas para el siguiente LP titulado “Childish Prodigy (Matador, 2009)”. Esto es productividad. Sofía Villanueva
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abril 19, 2011 Sleepy Sun – Embrace
Sleepy Sun es una banda cuyo debut en la música psicodélica se dio recién el año pasado con este disco al que con toda razón le pusieron el título de “Embrace”.
Este disco contiene ocho temas cargadísimos de guitarras setenteras, una batería magistralmente golpeada, duetos de voces al mero estilo de Right y Gilmour en el Meddle; harmonías completamente impredecibles que van desde el uso de guitarra acústica, piano, bajo blusero y algunos matices de Hammond en el fondo, y por supuesto un vacio atmosférico matizado con una voz femenina que canta las melodías absolutamente en trance y con un efecto de echo desesperado.
Provenientes de la ciudad de Santa Cruz, en California, (no en Bolivia), son parte de la nueva escena psicodélica de San Francisco que se inició para continuar una onda que es tradicional en ese territorio estadounidense.
La información de la banda es escasa en la web debido a su reciente entrada a la cruel industria del rock, pero lo poco que se describe de ellos en su sitio web es que “Embrace” es un disco que “te levanta en la mañana y te manda a dormir en la noche”, y sobre la banda se dice que compartieron el escenario con Howlin’ Rain, Earth, Dead Meadow, y Citay.
Su grito de guerra al inicio de sus conciertos es “Let´s get weird!” y como dice su propia página web, si la banda continúa su ascenso en el camino del éxito, las cosas están a punto de volverse realmente raras. (If the group continues down their rapid road to success, things are about to get very weird indeed). República Independiente
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diciembre 15, 2010 7 Worlds Collide – The Sun Came Out
Hace siete añosya que Neil Finn y Johnny Marr se conectaron con un grupo de estrellas de la música para producir el álbum benéfico 7 Worlds Collide.
Finn (Crowded House) y Marr (The Smiths) se unieron esta vez con Ed O’Brien y Phil Selway de Radiohead, para formar el núcleo de la banda. Un elenco rotativo de estrellas musicales se turnan para ofrecer sus voces y arreglos.
Con ese elenco de personajes, los resultados en el álbum no son ninguna sorpresa. La mayoría de los temas, comenzando con la primer pista “Too Blue”, son gemas de pop rock. Finn y Marr traen su sensibilidad down-pop en casi todas las pistas.
Cuando los invitados al montaje comienzan obtenemos algunas mayor diversidad en la música. KT Tunstall ofrece una interpretación vocal inquietantemente hermosa sobre “Black Slick Ribbon” y llena de vida “Hazel Black”. La Multi-instrumentista Lisa Germano presta sus cuerdas vocales únicas a varias pistas. Jeff Tweedy de Wilco añade sus toques de alt-country sobre el tema “You Never Know” y “What Could Have Been”, los cuales son más fuertes que la mayoría del material de Wilco (The Album). Tomando el título del álbum en serio tenemos una cancioncilla de inspiración con “3 Worlds Collide”.
En ocasiones la música se aparta un poco demasiado lejos de lo probado y verdadero. Temas como “Learn To Crawl” son un poco demasiado “Radiohead” como para caber cómodamente en un paquete como este.
7 Wolds Collide es también un asunto de familia. Finn trae a su hermano y compañero de Crowded House Tim para “Riding The Wave”. Liam, el hijo de Neil, que se ha forjado una bella carrera musical propia, escribió y cantó “Red Wine Bottle”, mientras que Sharon Finn hace un admirable debut vocal en la conmovedora “Little By Little”. otro hijo de Neil Elroy proporciona batería, guitarra, y voz en todo el álbum. Para no ser menos, Sam Tweedy, y Sonny & Nile Marr participan también.
Con una alineación como esta y una buena causa para apoyar, este volumen de peso, sin duda vale la pena recoger.
Read the Original Here
o en snobsmusic
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Limited Edition